lunes, 23 de febrero de 2015

La lucecita pálida

Entre montones descuidados y apilados por azar, lo encontré y rescaté de lo que sería un irremediable final, el contenedor de papel para reciclar. Sobre la gran mesa de la sala de profesores resistían todos ellos, día tras día, esperanzados en una improbable salvación. Algunos de ellos, de seguro, se sentirían , al respecto, aventajados por su mayor conservación en su encuadernación, por su actualidad en su título o por su catalogación infantil, ya que por allí pasábamos muchos con hijos. Este, sin duda, debía haberlo dado todo por perdido. Sus páginas a duras penas se mantenían unidas, el color de sus márgenes presentaban ese color sepia tan despreciado por las manos escrupulosas. Jamás lo fui y eso me convirtió en su última y única esperanza. Título: "El bosque animado", autor: Floréz. Procedencia: Biblioteca del colegio.

Las estanterías pedían hueco y renovación. Oh!, gran descubrimiento. Hacía tiempo que no leía nada tan delicado. Poesía escrita en prosa. Magnífico! Esa prosa con tanta lírica me recordó a Platero. Para mi tranquilidad, comprobé que figuraba entre los libros de la biblioteca de mi padre, que siendo una joya, no es más que uno de los menores legados que me dejó, y con esa garantía de optar a su relectura, me deshice del ejemplar. No fue al contenedor de papel, eso, seguro, hubiera sido como una traición. Pero, para ser franca, no recuerdo si lo llevé a Betel, a un mercadillo del instituto de mis hijos o si lo deposité en un banco urbano. Hay gente sin escrúpulos por doquier, se le abría una nueva esperanza.

Para leer parte del texto, aquí el enlace y el audio.



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